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Las horas de oficina nos exigen un maquillaje ligero, cómodo, duradero y lo más natural posible, sin que en ninguno de estos factores lleve a que la estética se diluya en el proceso. Gracias a estas exigencias, los profesionales del maquillaje han encontrado en el blush draping el efecto ideal para causar impacto, al tiempo que se conserva la naturalidad que las horas diurnas requieren. Aprende con nosotros el estilo de maquillaje que está transformando el rostro de la working girl a nivel mundial.
Para comprender lo que es el draping y, posteriormente, el blush draping, debemos pensar en un escultor. ¿Cuál es su función? Pues dar forma a la materia para crear efectos visuales. Y precisamente de eso es de lo que se encarga el draping.
A través de una técnica minuciosa y de alta precisión, se utilizan los productos de maquillaje para generar un efecto “esculpido” en el rostro. Para lograrlo de manera magistral, se combina el color con la luminosidad. De esta forma, ciertas zonas del rostro quedan resaltadas, mientras que otras se pierden en el anonimato.
Debido a las técnicas que se utilizan en su proceso y al resultado que este arroja, se considera al draping como una modalidad más discreta y natural del contouring.
El blush draping consiste en la aplicación de la técnica del draping exclusivamente en el área de los pómulos y mediante el uso del rubor y de iluminadores para lograr la acentuación y la disimulación de sus diferentes áreas.
Al tratarse de una técnica que ofrece un aspecto mucho más natural que el contouring, requiere menos pasos y menos productos que este último.
Veamos cómo crear un blush draping natural y de impacto en el rostro de tus clientas para plasmar en ellos un maquillaje laboral que les abrirá puertas.
Al igual que con todo proceso y técnica de maquillaje, nuestro primer paso será realizar la limpieza, tonificación y humectación del rostro de nuestra cliente. Una vez finalizada esta etapa, aplicarás la base de maquillaje, con lo que el rostro quedará listo para la aplicación del rubor.
Existen dos tendencias muy marcadas en el blush draping. Una de ellas es la natural y la otra es la dramática. Debido a que esta última es ideal para la noche y se basa en tonos ocres, para un look de maquillaje laboral, elegiremos la natural. Para ella, se usan tonos en la gama de los rosa y del durazno (melocotón). Según la colorimetría de tu cliente, debes seleccionar los tonos adecuados para resaltar sus cualidades y camuflar sus imperfecciones.
La técnica del blush draping requiere la utilización de varios tonos de rubor, ya que este truco es el que da ese increíble efecto escalonado tan impactante y natural al mismo tiempo.
Aplica el iluminador en la parte superior del hueso del pómulo. Esto hará que toda la atención visual que tu cliente está procurando obtener con esta técnica de maquillaje laboral, se dirija directamente a la zona alta de su rostro.
Ahora aplica el rubor en la zona de la manzana de las mejillas. Hazlo con movimientos circulares y muy suaves. De esta forma, lograrás un correcto difuminado y una adecuada integración del rubor con el maquillaje de la base.
Utiliza el excedente de rubor que ha quedado en la brocha para dar pequeños toques en los párpados, en el mentón y para distribuirlos a lo largo de la mandíbula. Esto le dará mayor uniformidad al color del rostro.
Potenciar la belleza del rostro a través del blush draping depende en gran medida del diseño adecuado del patrón según el tipo de rostro de tu cliente.
El tono más claro de rubor va debajo del contorno de los ojos, mientras que el más intenso lo bordea desde las mejillas hasta las sienes.
H3 Rostro redondo
El rubor oscuro se distribuye a lo largo de la zona superior de los pómulos, mientras que el rubor claro se aplica encima del tono oscuro que ya aplicamos anteriormente.
El tono oscuro se aplica en la zona de la manzana de la mejilla, mientras que el tono claro formará una diagonal entre el ángulo exterior del ojo hasta la base de la nariz.
El tono oscuro se aplica en sentido horizontal en la parte inferior del pómulo, mientras que el tono claro debe ir encima de esta franja.
La elección de la técnica del blush draping responde a diversas necesidades estéticas de las que te hablaremos a continuación:
La historia del rubor se remonta al año 1863, en la cuna de la moda: París. Fue en ese momento que Jose-Albert Ponsin convirtió en polvo las barras cremosas de color que usaban los actores y actrices de teatro para realzar sus rostros.
La evolución del colorete tuvo una curva notoriamente pronunciada, ya que comenzó de manera muy exagerada, para ir disminuyendo hasta lograr el efecto natural que podemos apreciar hoy en día gracias a las técnicas de difuminado y de blush draping.
Lo que todas estas tendencias tienen en común es el propósito, el cual consiste en plasmar el famoso sonrojado que denota un excelente estado anímico y de salud.
Un rostro sonrojado es uno que pone en evidencia el buen funcionamiento del cuerpo y la presencia de vibrantes emociones en su dueño.
Dado que en el blush draping utilizamos iluminadores para reflejar la luz, uno de los propósitos más importantes que persigue es el de generar un aspecto de juventud radiante y lozanía en el rostro, puesto que la luminosidad es una de las pruebas más contundentes de que estamos ante una piel joven y lozana.
La mayoría de las mujeres que cuentan con un rostro redondeado, ovalado o cuadrado, daría lo que fuera para contar con pómulos bien definidos que le otorgaran un aspecto más anguloso. Dado que la mayoría no va a recurrir a una cirugía estética para lograrlo, la solución que buscan está en tus manos, las manos de un profesional en el maquillaje.
De la mano del blush draping te convertirás en un profesional del maquillaje que domina las técnicas de vanguardia, los clásicos de siempre y los clásicos que regresan reinventados a nuestros tiempos.
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