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El contorno es lo que le da forma a nuestro rostro. Cada vez que hablamos de un rostro redondo, cuadrado, ovalado o rectangular, estamos haciendo referencia a las líneas que enmarcan la parte más visible y expresiva de nuestro cuerpo: el rostro. Como no podía ser de otra manera, el maquillaje se ha puesto a la altura para resaltar su belleza y para ello se han creado las técnicas de contorno.
Mediante estas técnicas de maquillaje, te encargarás de esculpir el rostro de tu cliente para definir de forma contundente tanto su contorno como sus rasgos. ¿Cuáles son los elementos con los que jugarás? ¡Las luces y sombras, por supuesto!
Hace ya varios años que se ha implementado el contouring para esculpir el rostro con el mero uso de las técnicas correctas de iluminación y sombreado. Sin embargo, por mucho que nuevas técnicas aparezcan en el mundo del maquillaje profesional, el contouring no se baja del pedestal en el que se encuentra. Veamos de qué se trata y cómo se aplica.
El contouring es una técnica de maquillaje con la que podrás lograr efectos mágicos. De forma que, prepárate, porque tus clientes te adorarán al comprobar frente al espejo que quien tienen delante es alguien desconocido, pero que les da la confianza en sí mismas y la seguridad para desenvolverse en el contexto que sea.
Debido a que la finalidad del contouring es moldear el rostro a través de luces y sombras, el procedimiento que seguiremos dependerá de la forma del rostro que debamos intervenir.
Al enfrentarnos a esta estructura de rostro, necesitaremos suavizar la línea de la mandíbula y resaltar los pómulos. Para ello aplicaremos el tono oscuro sobre la mandíbula, debajo de los pómulos y en las sienes. El tono claro lo reservaremos para dibujar un círculo en la zona central del mentón y a modo de triángulo invertido debajo de los ojos.
Para reducir la longitud e incrementar el ancho del rostro ovalado, usaremos el tono oscuro a lo ancho de la línea de crecimiento del cabello, en la base del mentón (trazando una línea horizontal) y a lo largo del trazo lateral de la mandíbula. Por el contrario, lo que iluminaremos es la zona debajo de los ojos.
Nuestro cometido como profesionales en las técnicas de maquillaje en este caso será alargar el rostro de nuestra cliente. El proceso a aplicar será trazar una línea vertical de tono oscuro a lo largo de los laterales de la frente y de las sienes, al tiempo que rodearemos los pómulos también con el tono oscuro. Por último, trazaremos un círculo en el centro de la frente y dibujaremos un triángulo invertido debajo de los ojos, todo esto con el tono claro. Para darle el broche de oro a este contorneado, elaboraremos con tono claro un óvalo en posición horizontal en el centro del mentón.
Para reducir el efecto saliente de los pómulos, aplicaremos el tono oscuro en forma de línea recta debajo de las mejillas. En cuanto al tono claro, este será aplicado en la parte central de la frente, debajo de los ojos en forma de triángulo invertido y en el centro del mentón.
Trazaremos una línea curva en tono oscuro a cada lado de la frente. Con ello reduciremos el tamaño de la frente y el efecto triangular se desdibujará. El tono claro irá sobre la línea de la mandíbula y en el mentón.
Para lograr el efecto esculpido deseado, necesitarás convertirte en un profesional en las tres reglas que marcan el ritmo del contouring:
Regla número uno: aplicar el tono más claro en las zonas del rostro que deseamos resaltar.
Regla número dos: aplicar los tonos oscuros en las áreas que queremos disimular.
Regla número tres: fusionar ambos tonos de forma perfecta para evitar el efecto franja o bandera.
Cuando una técnica de maquillaje logra convertirse en una tendencia de belleza, como profesionales sabemos que tenemos que conocer y dominar sus trucos si lo que pretendemos es atraer clientes a nuestro estudio de maquillaje. Y eso es precisamente en lo que el blush draping se ha convertido: en una beauty trend.
Lo que esta técnica propone es definir el contorno de los pómulos mediante la el efecto drapeado de dos tonos de blush.
Lo primero que necesitarás hacer es decidir los tonos de rubor a utilizar. Para esta elección te ayudarás del tono de piel de tu cliente y de la base de maquillaje que le aplicarás. El tono claro dependerá del tono oscuro que selecciones.
Una vez tomada esta decisión, procederás a la aplicación de ambos. El tono oscuro se aplica sobre el pómulo, porque de esta forma lo defines. En cambio, el tono claro, el cual debe ser muy luminoso, se aplica en la parte superior del pómulo, ya que su propósito es iluminar.
El resultado es un rostro fresco, con la inocencia del glowy, pero sin sobrecargar el rostro de cosméticos. El aspecto que brinda es muy natural. Por eso se ha vuelto una verdadera tendencia.
Otra de las técnicas que se han viralizado es el sun striping, la cual consiste en llevar el bronzer a su máxima expresión. Para lograrlo, se combinan ciertas técnicas del contouring que permiten lograr efectos de profundidad y volumen en el rostro.
Consiste en crear en el rostro un efecto de bronceado que simula los tonos que se adquieren en la piel cuando recién sales de la playa. Es decir, algunas zonas están más oscuras, mientras que otras permanecen más claras.
Para lograrlo, aplicarás sobre tu cliente el producto que aporte la tonalidad de bronceado únicamente en las zonas más prominentes del rostro, mientras que iluminarás las sienes, el puente de la nariz, el arco de Cupido y el hueso del pómulo.
Es un efecto osado y salvaje, pero no se puede negar que es natural.
Practica estas técnicas para maquillar y continúa perfeccionándote en el arte de transformar el rostro mediante el uso de, literalmente, polvos mágicos.
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